Nuevo libro | La astrología en la historia: misterios, personajes famosos, y debates en torno a saberes del cielo

11 de febrero de 2021by Camila Tizzano
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Jugosos chismes históricos, artistas y políticos fans del cielo, cuestionamientos y tabúes a la “pseudociencia”. “Astrología, historias y claves de un lenguaje fascinante” (Editorial Paidós) es uno de los libros más lúcidos sobre la materia publicados en los últimos tiempos. Hablamos con las autoras.

 

Astrología en la historia: misterios, personajes, y debates en torno a saberes del cielo. Foto ilustración Shutterstock.

 

En «Astrología, historias y claves de un lenguaje fascinante» (Paidós, 2020) conviven voces del pasado y miradas contemporáneas sobre esta disciplina que, como el flautista de Hamelin, atrae a miles a sus arcas del conocimiento.

Personajes famosos, influencias de los astros en la historia, chismes y anécdotas sobre «esos que no lo dicen pero creen» pueblan estas páginas tan complejas como entretenidas de leer, tanto para novatos como para avanzados.

En él se abordan «las astrologías» (tan diversas como miradas humanas) que conviven desde diferentes espacio-tiempos: no es lo mismo una «mirada determinista» que busca la predicción acertada, que el afán del egipcio Ptolomeo por predecir eventos climáticos con cálculos planetarios, que la mirada del famoso psiquiatra Carl Gustav Jung (un poco más parecida a la actual) quien buscó elaborar «síntesis internas» psicológicas dentro de una carta natal para comprender una lógica del destino interviniendo en la vida de sus pacientes.

«Articulado con signos zodiacales y planetas, este lenguaje también habla del destino, no como esa providencia inamovible de la que hay que escapar o abrazar, sino sobre aquello inconsciente que podemos sacar a la luz y asimilar en nuestras vidas».

«Astrología, historias y claves de un lenguaje fascinante» (Paidós, 2020)

Sólo para curiosos

Pero además, los relatos se tejen desde miradas tan disímiles como curiosas, sacan los trapitos al sol de personalidades famosas (artistas, escritores, políticos, monarcas) y nos pasean delicadamente por vidas atrapantes, misteriosas y disruptivas: ¿quién no quiere enterarse de que científicos de la talla de Isac Newton tenían una biblioteca bien nutrida de saberes mágicos?

Que Copérnico, Giordano Bruno, Johannes Kepler, John Dee y Robert Fludd, entre otros «hombres de ciencia», tuvieron la cintura suficiente para bailar con ambas chicas a la vez: la ciencia y la astrología. 

Esa misma curiosidad que nos lleva a meter las narices la vida de López Rega, el oscuro y represivo astrólogo, ministro de Bienestar Social de Isabel Perón y vinculado con las artes oscuras como Severus Snape, el maestro de Harry Potter. ¿Sabíamos que hay un asteroide en el cielo que lleva el nombre de Ana Teresa Diego, una estudiante platense de astronomía desaparecida en democracia? Tampoco tenemos muy presente las predicciones sobre las guerras mundiales, los «astroconsejeros» detrás de monarcas, presidentes y millonarios. Suponemos un ecepticismo en las cúpulas del poder que no es tal.

En las cúpulas del poder económico, este vínculo parece estar muy aceitado. Según contó la famosa astróloga estadounidense Arlene Kramer en una entrevista, hay una popular historia entre astrólogos: una vez le preguntaron al banquero e industrial J. P. Morgan, quien consultaba a diario a la famosa Evangeline Adams, si era verdad que los millonarios consultan a los astrólogos y él respondió: “No, los multimillonarios».

«Astrología, historias y claves de un lenguaje fascinante» (Paidós, 2020)

Tampoco, seguramente el lector tenía presente este chisme: que en 1964 la astrología tuvo su «época dorada», con récord en publicaciones, hasta que en 1907 el Vaticano amplió sus prohibiciones contra la práctica (en los años subsiguientes fue puesta de patitas en la calle de las universidades).

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Leticia Pogoriles (40) (@lechuzashhh) estudió historia, es editora, ex periodista de Télam, fotógrafa y directora la librería porteña Un día en Venus (@undiaenvenus), especializada en astrología, esoterismo, feminismos y filosofías. Conocíó la astrología a partir de una «psico-astróloga» y mantuvo con esta disciplina una relación muy lúdica, de lectura bastante anárquica-

Lucía Ferreccio (39), para quien la astrología es casi lengua materna, es hija de Graciela Gauliero, una astróloga de trayectoria. En cuanto pudo estudió en Casa Once, se formó como consteladora y como acompañante en Respiración Evolutiva y, continuando con una herencia familiar de vocación espiritual, de dedicó a la práctica de zazen (estilo particular de meditación) durante años, recibiendo el nombre de Dharma Shoan en Japón.

Dedica su tiempo libre a la música y la danza además de ser co-directora de Yin, Espacio y Tiempo Astrológico. Allí se conocieron Leticia llegó para hacer un curso y vió en sus clases, el potencial para armar un libro.

«Siempre tuve esta inquietud, no podía creer cómo nadie más se preguntaba sobre qué es esto de estar vivos y ser humanos. La gente trabaja y no se desvela por el misterio. Cuando fui grande una psicóloga me sugirió estudiar astrología y empezó un camino sin pausa, que luego se combinó con la danza. Hará unos nueve años que mi mamá armó la escuela de astrología y di el salto a trabajar de eso. Actualmente estoy terminando la formación en respiración evolutiva y acompaño procesos en las personas», comenta Lucía.

La astrología: el genio de Aladino

«No queremos entrar en el paradigma de la ciencia, queremos nombrar que hay otro paradigma, que hay otro plano que tiene otras leyes y funciona de otra manera», explica Ferreccio contra las múltiples lenguas que acusan a este saber de falso y hereje.

El afán religioso de esconder todo el acervo de conocimiento pre-crístico quiso meter a la astrología en una botella y arrojarla al mar. La Ilustración del siglo XVIII la acusó de no responder al método científico y la excluyó. Pero retornó, transformada, como el genio de aladino.

«Sin embargo, las prácticas de esoterismo, como el hermetismo, la astrología, la cábala, el tarot, la numerología, la clarividencia y la alquimia, que indagan el interior humano, pervivieron en sociedades secretas como las de los masones, los rosacruces o los illuminati cuyos miembros, ilustrados y burgueses, establecieron una continuidad con la cosmología neoplatónica renacentista atravesada por elementos astrológicos.»

«Astrología, historias y claves de un lenguaje fascinante» (Paidós, 2020)

«Una de las cosas que me sorprendió -explica Lucia- es cómo la astrología está detrás de cosas que ni nos imaginamos: desde científicos, políticos, decisiones, países. Nadie lo dice, pero está, y los datos históricos lo corroboran.» Borges, Arlt, Xul solar, son algunos de los artistas argentinos que coquetearon con el ocultismo y cuyas reflexiones también se tejen con poética y pregunta abierta en estas páginas.

Los entretelones de la historia son materia de estudio para Leti Pogoriles, quien retrata a sus favoritos de esta manera: «Un personaje que a mi me gustó mucho fue Newton, cuando descubro su lado alquímico. Porque según la anécdota de John Maynard Keynes, biógrafo del astrónomo, ‘Newton no fue el primero de la edad de la razón sino el último mago’, ahí es donde se abre el paradigma y la astronomía y la astrología se divorcian finalmente. Otro para mi es John Dee, asesor de la reina Isabel I y su filosofía oculta y cómo ahí estaba habilitada la astrología (sobre todo para los hombres). Otro personaje interesante es Paracelso, un alquimista del siglo XV que todavía sigue de moda (aquí en la librería cada tanto me piden «Botánica mágica»)».

Según las autoras, una de las premisas que le permitió a este saber sobrevivir, es su capacidad de mutar. «Me llama la atención -agrega Ferreccio- cómo se fue complejizando y modificando, el sistema de casas, los aspectos, que en principio eran algunos y luego se fueron sumando, hubo cosas que trascendieron y otras que no. Es una ciencia que funcionó bastante a prueba y error, a contracorriente de lo que se puede pensar, lo que no sirve se descarta.»

Esa bella diosa pagana

A Leticia le gusta esa definición que dio el sociólogo portugués Boaventura de Sousa, quien habla de que en este modelo en el que vivimos lo verdaderamente válido es lo científico, y la experiencia humana, la sabiduría ancestral, queda por fuera. «El planteo del libro es que fue la ciencia patriarcal la que impuso sus reglas, pero cuando la astrología sale de esa discusión binaria entre ciencia y no ciencia, y es tomada como un lenguaje que interpreta el mundo como cualquier otro, gana sustancia, forma, pensamiento».

Según Lucía: «En las críticas a la astrología, y los debates entre ciencia y no ciencia, hay algunos puntos en los que no vale la pena entrar, como Ofiuco, o si la Tierra es el centro del sistema solar, porque no hay un interés del otro lado en comprender, sino que es más un enojo, una estigmatización».

Asociadas al estudio de las estrellas, aparecen otras experiencias humanas inclasificables que no responden a un método, – ingresan dentro de mundos más oníricos que diurnos-, intuiciones, otros destellos de saber.

«Yo nací con cierta clarividencia -confiesa Lucía, y duda si debo desgrabar esto en la entrevista-, sensibilidad que se me manifestaba en imágenes que luego sucedían. Esto me pasó desde muy chica. Luego se fue ordenando, y es una herramienta que uso. Al mismo tiempo soy y sigo siendo muy escéptica. Una intuición nunca es tan exacta. El terreno donde se mueve el misterio de la astrología y este tipo de fenómenos no se puede abordar desde la misma forma de pensamiento a la que estamos acostumbrados, que es dualista, separatista, al estilo ‘blanco y negro’.»

Luego, en un mensaje de WhatsApp, me recuerda que sí puedo ponerlo, porque «hablar de la intuición es un acto político». 

Astrología feminista

¿Por qué no hay mujeres en la historia de la astrología? Es una de las preguntas troncales del libro. «A mí lo que me pasó con ese tema -explica Leticia- es que la astrología en sí fue todo un descubrimiento, ahora, la astrología vista desde los hombres fue otro aprendizaje nuevo. Cuando mirás la historia te preguntás qué pasó acá. Tenemos filósofas como Aspasia de Mileto y Diotima, maestra de Sócrates, Hipatia de Alejandría, que tuvo un reconocimiento por la película, Aglaónice, una de las llamadas «Brujas de Tesalia», quien fue la primera que encontró la trayectoria lunar. La tesis de esto la trabajamos con Calibán y la bruja, el libro de Silvia Federici, para entender qué había pasado con esas mujeres negadas.»

Para Gael Policano Rossi, la astrología actual se divide entre una hegemónica y otra contemporánea, más deconstruida. Sostiene que los pensadores posmodernos han volcado su escepticismo sobre la Modernidad y han tratado de derribar los grandes mitos fundamentales, pero no se ha producido otro tipo de pensamiento que “te haga tramitar la angustia”. Es ese vacío, entonces, lo que alguien o algo viene a llenar: “Si la propia academia ha producido pensadores filosóficos que hoy te angustian, el propio sistema, por otro lado, te completa la angustia con los libros de autoayuda y te hace más funcional al sistema. El mismo sistema que produce la angustia, también produce las respuestas”, analiza.

«Astrología, historias y claves de un lenguaje fascinante» (Paidós, 2020)

Entrevistas a feministas buscan comprender por qué hay una resonancia muy fuerte de las mujeres con los astros, y explican por qué «el feminismo trajo a la astrología a las butacas de adelante» porque es una visión que «no intenta diseccionar la cosa, sino simplemente observarla, tomar otros rumbos en el pensamiento».

Todes invitades

Dentro de los debates actuales, es Gael Policano Rossi, conocido como Astromostra, uno de los que reflexiona sobre nuevos paradigmas y «astrología hegemónica». Jesica Pibermus, directora de Kier, aparece en el libro confirmando el «boom editorial» en el desarrollo de la astrología la Argentina.

Paula Jiménez España señala cómo los astros se cuelan en el diván de las terapias piscoanalíticas, y el librito freudiano es traicionado por el oponente Jung, es decir, por una visión más holística de la vida. Olga Wayne invita a cuestionar y dudar de los paradigmas. Soledad Davis aporta esta unión entre pensamiento filosófico y simbólico que resuena tanto hoy.

«Lo que hacemos es ponerle palabras a algo de lo que somos parte, como dice el astrólogo argentino Eugenio Carutti: ‘yo la vendo, no la fabrico’. Hay algo que es misterioso, un punto oscuro que tiene que ver con el funcionamiento de la astrología. Nadie sabe cómo realmente funciona, porque somos parte de ella. La astrología «es», y por eso nunca puede quedar afuera, el humano avanza en una visión y la astrología lo integra, lo abarca», concluye Lucía Ferreccio.

“Confío en la profundización dentro de la banalización. Si una persona es seria, el simbolismo astrológico te va a ir llevando a una profundidad muy grande. Esa aceptación de que en algún lugar hay una articulación significante y creativa de lo que está ocurriendo es esencial. La astrología es eso”.

Eugenio Carutti

Sobre Mi

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Desde el año 2012 trabajo activamente en consultas astrológicas y docencia, intentando unir técnicas modernas de respiración, herramientas ancestrales y desarrollo intuitivo de seres humanos aspirantes a quinta dimensión (Era de Acuario).

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